Sentado en el lugar donde alguna vez nos abrazamos con tu querer y tu sencillez por amar.
Siento el gélido clima que azota el exterior, el jardín alrededor y el calor del interior en la casa de mi abuela.
Las velas desprenden una iluminación que hace llorar a mi alma. Una lágrima nubla mi vista y da paso a mi tristeza, que invita al caos y es que no hay un orden para sufrir ni llorar.
Es una hipocresía hacerme fuerte, pero mis manos temblorosas y una mirada perdida son la contradicción. Es mi incapacidad, es una venda en los ojos, porque solo haces presencia, pero en realidad ya no estás aquí.
Solo espero llegar a sanar con la vida y el mundo que no te permitieron seguir. Y mientras cierre los ojos, vea los abrazos, los viajes en carretera, los partidos, las fiestas, tus historias, tus gestos y a ti: me será imposible.
Te mando un beso y un abrazo de parte de Edgar, Cesar y Eduardo. Queriendo que lo sostengas una vida más.
Tú recuerdo en mis ojos
Quisiera escribirte mil palabras
que al leerlas comprendieras
que mi alma se desgarra
mientras mi mano se entumeciera.
El frío está afuera de mi hogar
pero la luz no cesa de brillar
No te preocupes, ven y abrázame
y descansa, que tú ya cumpliste.
Pierdes tu vista, y recuerdas tu vida
tu conciencia dura, y nos oyes sufrir
Aunque da igual, ya no tenemos
las manos con las que nos solias abrazar.
Despójate y déjame llorar
mientras mis ojos se desbordan
y mi voz se quiebra al recordar
que ya no estás, que ya te has ido.
Hojas Caídas
En mi nostalgia, pierdo la calma
como hojas caídas en el viento de mi alma
En la penumbra de tu ausencia, busco tu esencia
de aquellos momentos que se fueron con tu presencia.
Mis lágrimas caen como la lluvia en primavera
recordando tus risas, tú compañia sincera
Aunque el tiempo avance, el dolor persiste
como una melodía triste que el viento insiste.
En el silencio de la noche, resuenan tus ecos
en los susurros del viento, en los destellos secos
Tú ausencia pesa en cada rincón,
como una sombra que cubre mi corazón.